lunes, 29 de abril de 2019

LA EVALUACIÓN ¿FIN O MÉTODO?

Silvia Guadalupe Cabrera
En México, en política pública, la evaluación en educación toma fuerza en las dos últimas  décadas del siglo XX. Desde la administración pública se ponen en juego esquemas de acción para valorar el sistema educativo y se someten a escrutinio los procesos que tiene tal función. Los instrumentos utilizados técnicamente estandarizaban las instancias de educación, lo que nos hace preguntar sobre la existencia de los procesos de análisis, y sobre los procedimientos que conjuntan la presentación de información.
Ese panorama nos lleva a preguntar ¿cómo se prepara a quienes participan en dicho proceso? ¿qué método se emplea para recopilar información? ¿cómo se valida lo que se recopila?, pero antes ¿de qué tipo debe ser la necesaria evaluación? ¿cómo distinguir entre cualidades de información? ¿en qué cantidad se ha de recoger información para someterse a evaluación? 
En virtud de lo anterior, la evaluación presenta condiciones técnicas, teóricas y metodológicas particulares. Por ello, en su finalidad ha de considerarse que sirve para objetivar la certeza de la acción así como, en su impacto, promover el uso de resultados para apuntalar cursos de acción –ya sea en tanto definir, programar e instrumentar- alguna condición del objeto en el que recae). Es decir, detrás de la evaluación, está evaluar el proceso y el producto.
Como método, evaluar distingue dos principales caminos: el cualitativo y el cuantitativo. Este último con una tarea de constatar, mediante cifras y datos –el / los referente/s numérico/s, que dibuja/n la condición o el estado del objeto-. El dato ilustra, da cuenta y describe al objeto mismo (como botón o nivel que sube o baja en rayitas, y se torna en identificador; señal). Esta visión tiene origen en la perspectiva de lo funcional, y la funcionalidad que, sí y solo sí, es la que logra objetivar una relación de causa – efecto; relación eficacia – eficiencia, que se apoya en resultados objetivos -se cree- y que, a base de números, otorga posiciones en una tabla y establece orden, y el lugar que se ha de ocupar en dicho orden.
La evaluación va más allá 
La evaluación busca llegar a dotar de criterios de cualidad; es decir, de valorar la calidad. Donde el criterio de la valoración del objeto evaluado, es la que proporciona legitimidad a los contenidos, dejando fuera la esquematización cuantificadora que habla de la funcionalidad y nunca ha de demostrar la cualidad/calidad del objeto mismo.
Optar por la senda de la evaluación cualitativa, permite observar los cambios, el devenir, la historicidad del, y en el objeto de estudio; permite así dilucidar sobre qué indicadores de rendimiento -si se quiere- han de relacionarse como posibilidades que hablan del objeto en su conjunto. Y, en el ámbito de la evaluación cualitativa,  uno de los elementos a considerar, será el de la confianza y la fiabilidad en la expresión de los sujetos que participan en el o los procesos -sujetos activos y participantes con un papel definido-, nunca como recipientes de normas, programas, procesos; o como relatores o delatores de procesos, métodos y resultados, en los que escasamente fueron abiertamente convocados a participar.
La importancia de la evaluación, como política pública, radica en los resultados. Siendo  así, si arroja una situación débil, poco útil o, simplemente, mala, derivará en acciones donde, quizá, los recursos disminuyan y esto repercuta en logros que sin duda, no serán alcanzados.
En próxima intervenciónUNO DE LOS RETOS DE LA EVALUACIÓN: ROMPER EL CÍRCULO QUE SI BIEN NO ES VICIOSO, TAMPOCO VIRTUOSO.


S GPE C N
FCPS, abril 2019

lunes, 22 de abril de 2019

Aproximación a la evaluación


Aproximación a la evaluación
Silvia Guadalupe Cabrera Nieto
En la política pública en educación en México, la evaluación toma fuerza en las dos últimas  décadas del siglo XX, se ponen en juego, desde la administración, esquemas de acción para valorar la educación y se someten los procesos educativos al escrutinio con base en instrumentos que técnicamente estandarizaba las instancias de educación, y que nos hace preguntar sobre la existencia de procesos de análisis, o solo el procedimiento de conjuntar/sistematizar la presentación de la información.
Este punto nos lleva a otro: ¿cómo se valida la información?, y antes ¿cómo se prepara a quienes participan en el proceso; ¿qué método emplear para su recopilación?, y antes ¿Cómo distinguir entre cualidades de información? ¿de qué tipo es necesaria?, y antes, ¿en qué cantidad se ha de recoger para cumplimentar o someter a evaluación? ¿Cómo se preparan los equipos de evaluación? ¿habilidades para distinguir y poner el acento o no,  y en qué tipo de cualidades se repara?
En virtud de lo anterior hay que considerar que la evaluación tiene acepciones diversas y por tanto condiciones técnicas, teóricas y metodológicas particulares. Por eso, la evaluación debe conceptuarse como impacto (utilizar resultados para modificar/apuntalar  curso de acción -definir, decidir, programar, instrumentar- alguna condición del objeto en el que recae), así como por finalidad, que es la de objetivar la certeza de la acción. Es decir, detrás de la evaluación está evaluar el producto y el proceso.
Por otra parte, evaluar, como método, distingue uno de dos principales caminos: el cualitativo y el cuantitativo. Este último, con una tarea de constatar, mediante cifras/datos -es decir, con referente numérico, la condición o el estado del objeto-. Así, el dato es el que ilustra, da cuenta, y describe al objeto mismo (como botón o nivel que sube o baja las rayitas y es el identificador, la señal). Esta visión tiene origen en la perspectiva de lo funcional, y la funcionalidad que, sí y solo sí, es la que logra objetivar una relación de causa – efecto; relación eficacia – eficiencia, que se apoya en resultados objetivos -se cree-, y que a base de números, otorga posiciones en una tabla y establece orden.
La evaluación va más allá.
La evaluación busca llegar a los criterios de cualidad; es decir, de valorar la calidad. Donde el criterio de la valoración del objeto que se evalúa, es la que proporciona legitimidad a los contenidos,  dejando fuera la esquematización cuantificadora que habla de la funcionalidad y nunca de demostrar la cualidad/caliad del objeto mismo.
Optar por la senda de la evaluación cualitativa, permite observar los cambios, el devenir, la historicidad del y en el objeto de estudio; permite entonces dilucidar sobre qué indicadores de rendimiento -si se quiere- han de relacionarse como posibilidades que hablan del objeto en su conjunto. Y, en el ámbito de la evaluación cualitativa,  uno de los elementos a considerar, sería el de la confianza y la fiabilidad en la expresión de los sujetos que participan en el o los procesos -sujetos activos y participantes con un papel definido-, nunca como recipientes de normas, programas, procesos, o como relatores o delatores de  procesos, métodos y resultados, en los que escasamente fueron abiertamente convocados a participar.
La importancia de la evaluación, como política pública, radica en los resultados. Siendo  así, si arroja una visión/situación débil, poco útil o simplemente mala, esto deriva en acciones donde, quizá sea el caso, los recursos a recibir disminuyan, acarreando consigo una cadena de eslabones que repercuten en logros que sin duda, no podrán alcanzarse. En suma, el reto de la evaluación, es romper un círculo que si bien no es vicioso, tampoco lo es virtuoso.

jueves, 11 de abril de 2019

Bienvenida:

El presente proyecto de investigación PAPIME PE303319 titulado LA ENSEÑANZA DE LAS ASIGNATURAS INTERDISCIPLINARIAS EN LA FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES. Estudio que retoma parte de las materias del Plan de estudios CP/AP, en particular, algunas materias interdisciplinarias, tiene por objeto analizar la forma de aprendizaje y de producción de conocimiento que se ha venido modificando tanto por la intervención de la tecnología, como por los avances en el área de la educación en general, la pedagogía y los modelos y métodos de enseñanza. Pero sobre todo por el impacto de las consideraciones interdisciplinarias en el ámbito de la formación en educación superior.
Con la actualización y modificación por tanto de los programas de asignatura en los planes de estudio, se hace necesario e imperioso analizar desde los contenidos hasta las formas de estudio, así como la nueva aplicación del saber. Situación que ha cambiado a paso acelerado.
Consideramos que la perspectiva con la que se educa/prepara/forma a quienes se acercan a las aulas
universitarias, urge una nueva forma de enseñar y aprender, al tiempo que propone metas de vinculación e interacción de asignaturas, pero que los actuales procedimientos y procesos implicarían a su vez un cambio.
Nos proponemos, para algunas asignaturas de los planes de estudio vigentes de la Licenciatura en Ciencias Políticas y Administración Pública, impulsar a que cuenten con el material didáctico que contenga: objetivos de aprendizaje, logros o metas claras, pasando por la puntualización de actividades de aprendizaje que deberán marcarse acompañadas de tiempos y movimientos y, armonizados con los materiales biblio-hemerográficos que posibiliten el franco abordaje de temas que ocupen; así como proponer la ruta para el cumplimiento de los objetivos, en ellas previstos.
Al tiempo, habremos de poner el acento en el acompañamiento y orientación para el asesor/profesor/tutor que deberá, en el sistema presencial, cambiar su papel frente a grupo de orientador, a acompañador pero, al tiempo que apoye para que el estudiante encuentre el sentido de la materia, a la vez que localizando las correas de transmisión con las otras que cursa en un mismo semestre, para así lograr hilvanarlas con los conocimientos previos. Con esto lograremos un alumno autónomo gestor de su propia formación profesional.
Las modelos educativos, las herramientas didácticas, los profesores (académicos, expertos, asesores, tutores) que se implican en el proceso de enseñanza y de aprendizaje, cualquiera que sea su acento, sostienen como precepto: alentar el diálogo entre estudiantes y profesores; entre estudiantes y estudiantes. El logro académico no soslaya el apoyo institucional que debe estar presente, y que se concreta a partir de proveer/disponer materiales elaborados ex profeso e integrar, como compromiso institucional, la formación/actualización/preparación/capacitación de docentes.
A manera de digresión consideremos que el problema contextual que implica la revolución digital nos condiciona a escudriñar la interacción e integración de servicios que se potencian a partir de una lógica de con-sentido, es decir podemos reconocer que hacer uso de internet como un punto que le da un valor agregado por su uso a contenidos que se elaboran para ese medio, asimismo es de destacar que apelar al con-sentido referencia a un uso efectivo de las TIC, sino también, combinar con otros medios que expanden su capacidad de difusión. Y más aún donde la tecnología habrá e ser útil para avanzar en otro sentido, en el ámbito de las TAC es decir, donde la tecnología apoya al aprendizaje y a la producción de conocimiento.

Contingencia sanitaria y el dilema de la internacionalización de la educación superior

  Marco Lopátegui Torres Como el resto de las actividades de educación superior, la contingencia sanitaria supone un gran reto para la inter...