Salvador Mora Velázquez
Las prácticas sociales son determinantes para reconocer las formas de la lectura y la escritura que se asocian con prácticas más ampliadas. Por ejemplo, leer un cuento, un tipo de lectura que apela a un sentido emotivo, se puede desarrollar en pareja en un círculo familiar o de amistad en el que en el ejercicio de compartir se trata de incidir sobre el escucha. De esta manera se está ante la construcción particular de la realidad, por el que la lectura sólo cobra sentido en el contexto descrito. Lo mismo ocurre cuando leemos las instrucciones de una receta, las cuales se leen no para decodificar si no para establecer una serie de acciones específicas en el entorno de la casa y/o el aprendizaje.
La forma de leer implica comprensión, leer y releer las instrucciones para el uso de un electrodoméstico o, incluso, las preguntas que se desprendan de la lectura en pareja o con varias personas de un cuento. En este caso el emisor establecerá el sentido y fin de la misma lectura. Las probables correcciones o énfasis que pretenda manifestar el lector se pondrán a prueba en el escucha o escuchas. Es así que no sólo pretendemos depositar una idea en la audiencia, sino que además tratamos de generar un uso de la lectura que no sólo refiere a una práctica letrada coherente y que podríamos definir como la literacidad en familia; literacidad académica o literacidad informativa.
Es necesario reconocer que si bien hay una pluralidad de literacidades donde es manifiesta la especificidad de cada una de ellas en el modo o el uso de la lectura y la escritura, también es cierto que es una clasificación netamente metodológica, pues hay que advertir que “...las prácticas letradas a una situación suelen migrar a otros contextos y reescribirse desde nuevos ámbitos...”
Antes de proseguir conviene considerar una mínima definición y una delimitación de la literacidad como una acción que determina un sentido so- cial de la lectura y la escritura. Pues al leer y escribir tenemos un trasfondo, leo para saber del funcionamiento de un electrodoméstico, leo una receta para preparar alimentos, leo para armar un aparato o instrumento, leo para resolver un crucigrama, leo el periódico para informarme, o escribo un desplegado para manifestar mi rechazo o aceptación a una causa, escribo una carta de amor para mostrar un sentimiento.
En esta suma de acciones de lectura y escritura, estas dos actividades no son un fin en sí mismo, por el contrario, permiten acciones que subrayan el uso de ambas actividades.
Por tanto, podemos señalar que la literacidad se define como:
...todos los conocimientos y actitudes necesarios para el uso eficaz en una comunidad de los géneros escritos. En concreto, abarca el manejo del coìdigo y de los geìneros escritos, el conocimiento de la funcioìn del discurso y de los roles que asumen el lector y el autor, los valores sociales asociados con las praìcticas discursivas correspondientes, las formas de pensamiento que se han desarrollado con ellas, etc.
Como hemos referido podemos reconocer múltiples literacidades, Daniel Cassany o Virginia Zavala reconocen multiliteracidad o biliteracidad, que obligan a describir sus atributos específicos; por ejemplo es de nuestro interés atender la literacidad informativa que, en un contexto global, ha sido rebasado el espacio de la biblioteca o del libro mismo, para situarse en espacios como son el uso y búsqueda de información en la red.
Sin embargo, es muy importante tener cuidado en considerar la acriticidad que el usuario de la internet muestra ante este medio, pues evita evaluar y advertir que no toda información cumple estándares que el medio impreso trataba de cuidar, sobre todo en el medio académico, bajo los mecanismos de evaluación a los que se somete un producto editorial.
Antes de continuar tenemos que saber qué entendemos por literacidad. Un punto de partida mínimo que nos sitúe ante un problema que se incre- menta con la internet, y propiamente por literacidad informativa la cual se define como aquella “... capacidad de buscar, encontrar, evaluar y manejar datos en una biblioteca electroìnica tan descomunal como Internet.” Con esta sencilla definición no queremos simplificar este concepto sino, incrementar nuestra compleja relación entre el usuario y la información. Asimismo, queremos ofrecer dos atributos fundamentales para navegar con criterio en la red y con ello, obtener información lo más creíble posible.
Algo importante es que no podemos omitir que la credibilidad es un rasgo básico para todo documento, sobre todo si es académico, por eso requerimos que el material buscado en ese marasmo de información, donde conviven documentos de alta calidad, junto a información inverosímil o banal, por eso, del material obtenido de la red se busca se apegue a las normas de calidad de un texto impreso.
Surfear en la red con resultados óptimos en la búsqueda de información demanda credibilidad, la cual se compone de fiabilidad (la cual es producida por la confianza que deviene como un atributo que despliega la página, por- tal, medio que aloja o respalda. En suma estamos hablando de la intencionalidad y veracidad de la fuente que nos proporciona la información). El otro elemento necesario es la competencia, referida como la capacidad para desarrollar o dotar de un atributo a algo o alguien. Para nuestro trabajo entendemos que el atributo de competencia se asocia con la verificabilidad o experiencia que provee el ejercicio de la fundamentación de la información generada.
De esta manera estamos frente a un reto, pues hay un analfabetismo o déficit de criterios para evaluar la calidad de la información que se encuentra en la red; se vuelve contradictorio este momento, pues a mayor información menores filtros o criterios tenemos para ordenar, jerarquizar con el objetivo de contruir nuestra propia información.
A pesar de lo anterior, no deja de ser efectivo considerar que toda información guarda valores intrínsecos, que no son proporcionados de manera impresa o digital. Leer críticamente implica dejar de suponer una serie de omisiones que pueden costar caro si no tenemos la capacidad para discernir con pertinencia los criterios de confiabilidad, a saber: competencia y fiabilidad. En suma esos valores intrínsecos enmarcan el texto en supuestos que como garantías permiten confiar en la calidad del producto.
a)Todo documento mantiene un sesgo o se circunscribe a una perspectiva específica por lo que no existe una neutralidad o falta de compromiso. Todo escrito trata de convencernos de algo.
b)Todo documento es un producto en el que hay una evaluación o prueba que expone a las ideas a un protocolo de búsqueda de evidencias que fundamenten lo expuesto para ser aceptado o rechazado.
Por tanto, un atributo explícito en todo texto producido es que responde a un contexto geográfico, histórico; tenemos que considerar que responde a una perspectiva específica. La dimensión social del texto implica que reconozcamos que hay en su creación una perspectiva que la determina, es decir, “... los discursos culturales, las ideologías políticas y los intereses económicos se transmiten, transforman y pueden ser desafiados.”
Por eso, pensar en el estudiante implica colocarlo en el centro de la construcción de su propio conocimiento, a partir de un ejercicio cooperativo y corresponsable en el que alentemos el desarrollo de capacidades para impulsar una persona crítica, es decir que sea capaz de:
... Comprende[r] autónomamente el propósito lingüístico, las intenciones pragmáticas y los puntos de vista particulares que subyacen a los discursos que le rodean;
toma[r] conciencia del contexto (contenido cognitivo, género discursivo, comunidad de hablantes, etc.) desde el que se han elaborado dichos discursos;
[...] construir discursos alternativos, que defiendan sus posiciones personales y que se vinculan polifónicamente o intertextualmente con los anteriores;
utiliza[r] todos los recursos linguiìsticos disponibles para conseguir representar discursivamente sus opiniones a traveìs de esos segundos discursos.
El propio Cassany advierte de este nuevo momento que considera complejo, pues el usuario ocupa un nuevo rol, el “prosumidor”, es decir productor y consumidor son una misma persona. Incluso podemos forzar más la idea y señalar un creador de contenido no debe ir a la búsqueda de un editor fuera de casa, hoy hay una multiplicidad de medios que permiten la difusión, ya sea twitter, facebook, blogspot, podcast. Todas ellas son herramientas útiles que permiten que la lectura del producto creado se distribuya, cumpliéndose así un nuevo momento para lectura, hay mayores canales para la socialización del texto leído. Al mismo tiempo, como lo hemos mencionado y, quien conozca un poco de las herramientas tecnológicas, el uso de podcast, de teléfonos inteligentes ofrecen una variabilidad anteriormente sometida a la privacidad de clubes de lectura, lecturas colectivas a manera de homenajes que permitieron que el ejercicio de leer recobrara su sentido de oralidad.
El momento pos Gutenberg está frente a nosotros, como un vuelco que acelera las novedosas formas en que los lectores recientes se pueden acercar a un autor o texto. El audio es parte de un nuevo momento que recrea y es una herramienta utilísima en el aula para construir repositorios, que están al alcance de todos, donde la lectura en voz alta se recrea como un ejercicio escolar que solventa la gana, apatía, ¿por qué no?, la falta de tiempo para realizar una lectura a pesar de que se haga en una tablet o frente a la pantalla de la computadora o teléfono inteligente. Hoy la lectura es posible en cualquier espacio donde, con sólo oprimir play se desencadena una narración sonora que puede ser escuchada ya sea por altavoces o en la privacidad que permite el uso de auriculares portátiles.
De esta manera podemos señalar que, si bien la internet apertura un campo de oportunidad para socializar y al mismo tiempo, intercambiar puntos de vista, construir repositorios de audio y video, también nos expone a retos y necesarias estrategias para localizar, evaluar y usar la información. Sin em- bargo, hay que ampliar nuestra mira y complementar las competencias o habilidades resumidas en tres acciones básicas para posicionarse en actividades concretas que el aula debe atender,
... 1) alfabetización en herramientas –conocimiento y uso de las herramientas dentro de las tecnologías de la información, incluyendo el hardware, el software, y los programas de multimedia;
2) alfabetización en recursos –conocimiento de las formas y métodos de acceso a los recursos informacionales, especialmente los que están en red;
3) alfabetización investigadora –uso de las herramientas de T I para la investigación y el trabajo académico;
4) alfabetización para la publicación –habilidad para difundir y publicar información...
Podemos advertir una configuración de habilidades y competencias que definirían una literalidad tecnológica o electrónica, que se adiciona a otros tipos de literacidades que corresponden a la clasificación de los géneros narrativos. Desde el aula en la mayoría de ocasiones estamos condicionados a dotar al alumno de competencias y herramientas, para la comprensión, interpretación y creación de textos científicos. Sin embargo, a pesar de esta coerción podemos considerar que la literacidad es:
... la suma de un proceso psicológico que utiliza unidades linguiìsticas, en forma de producto social y cultural. Cada texto es la invencioìn social e histoìrica de un grupo humano y adopta formas diferentes en cada momento y lugar, las cuales tambieìn evolucionan al mismo tiempo que la comunidad. Aprendemos a usar un texto participando en los contextos en que se usa...
De lo anterior podemos desprender que, apelar a la existencia de una literacidad académica implica dar cuenta de la adquisición de una capacidad que como principio y fin último no se puede omitir o suponer que todo alumno cuenta, pues leer críticamente implica discernir, desarrollar capacidad reflexiva y capacidad para hacer uso de la información seleccionada.
Por lo anterior, podemos afirmar que la literacidad académica más que una definición debemos describirla como un proceso que permite “... desarrollar la capacidad de evaluar la información mediante la lectura crítica y crear nueva información mediante las técnicas de investigación.”
Sin hacer de lado la responsabilidad del conocimiento, la formación académica de los estudiantes nos obliga a valorar qué conocimientos produce y reproduce y cómo son adquiridos, incluso a partir de lo descrito en el contexto de la internet no deja de ser relevante cómo se establece la difusión.
De lo anterior se desprende una serie de valores que en y para el estudiante describen su papel en la creación de conocimiento. Asumir una actitud crítica permite habilitar prácticas de autorregulación que posibilitan la evaluación, corrección, modificación de aquellos elementos que arrojan equilibrios que abran un futuro que trascienda los dos elementos centrales de la educación: formación y producción de conocimientos.
La literalidad resultará de lo más útil cuando se encuentra en el nivel universitario, como una herramienta para discernir, entendiendo que todo el conocimiento que encontremos o leamos buscará convencernos, de manera que terminemos aceptándolo o rechazándolo. Como universitarios debemos evaluar toda información que llegue a nuestras manos en nuestra vida diaria, verificar su fuente, interactuar con las formas de pensamiento y los roles del autor y lector.
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ResponderBorrarResulta gratificante comprender el conocimiento de literalidad como un proceso por el cual se socializa la escritura y lectura de determinadas especialidades o temas específicos, así bien nuestro entorno se altera mediante un nuevo conocimiento por este constante proceso de literacidad que nos proporciona una nueva visión, dichos conocimientos se hacen participes en cada accion realizada, desde leer un instructivo hasta analizar un ensayo. Esto demuestra la constante integración del conocimiento literario que ontenemos y que integra nuestra capacidad crítico-reflexiva, que como universitarios debemos adquirir y desarrollar bajo estas prácticas de literacidad.
ResponderBorrarLa literacidad y su manejo eficaz como necesidad para producir, compartir, entender y socializar el conocimiento. Enfrentarla con la era actual y comprender sus complejidades en la relación usuario-internet-información. Leer críticamente, dudar y discernir de acuerdo a criterios de confiabilidad. Es esencial desarrollarla para nuestra formación universitaria conjugándola con herramientas propicias para optimizar su manejo y con las técnicas de investigación, tener lo necesario para enfrentarnos a los retos que trae el internet en cuanto medio de adquisición de conocimientos.
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