HACIA LA CONSTRUCCIÓN DEL COSMOPOLITISMO METODOLÓGICO EN LAS CIENCIAS SOCIALES. APUNTES DESDE LAS REFLEXIONES TEÓRICAS DE ULRICH BECK
Ruslan Posadas Velázquez
Con la globalización se han roto paradigmas que creíamos inamovibles hasta hace pocos años. Un elemento que la caracteriza es la dificultad que impone a la creación de nuevos modelos explicativos, pues los vertiginosos cambios que la acompañan hacen que lo que empezaríamos a considerar procesos de larga data se tornen efímeros.
Las ciencias sociales y políticas no han sido inmunes a esas transformaciones, razón por la cual se hace necesaria una nueva reflexión sobre los conceptos que configuran su léxico contemporáneo, pues muchos de los elementos con los que estábamos acostumbrados a plantearlos han perdido sustento y relevancia.
En palabras del sociólogo político alemán Ulrich Beck, la descripción de nuevas realidades con viejos referentes da como resultado una disciplina zombi que sigue pensando en instituciones que se han vuelto inadecuadas para las tareas que estaban destinadas a cumplir. Los cambios que se han hecho presentes en la praxis económica y sociopolítica de las últimas décadas, deben ser considerados al momento de establecer los alcances y límites del léxico que utilizamos para analizar la vida pública.
Por esa razón, Ulrich Beck propuso como una de sus tesis principales, y que defendió hasta sus últimos días, una nueva forma de entender y acercarnos al campo disciplinar de las ciencias sociales y políticas, mismo que llamó cosmopolitismo metodológico, el cual consistió, sobre todo, en abandonar el acartonado paradigma del binomio Estado/Sociedad para explicar el devenir de la vida pública.
De acuerdo con Beck, el binomio Estado/Sociedad funcionó como el sístole y el diástole de las ciencias sociales durante la segunda mitad del siglo XX, pero dada la incertidumbre trepidante del nuevo siglo su funcionalidad se puso en entredicho, pues se intentaba explicar la realidad nueva con un instrumental teórico y metodológico risible a la luz de las transformaciones sociales motivadas por los avances científicos y tecnológicos, así como por el desgaste del modelo del Estado Nación asociado al Estado de Bienestar.
En ese complicado contexto, acudir al nacionalismo metodológico, es decir, a la concepción de que toda decisión política gira en torno al Estado es cuando menos una posición autista en las ciencias sociales, pues la lógica de los actores internacionales es la que define cada vez más el acontecer en la vida pública. De acuerdo con esta visión, los poderosos actores transnacionales, que van desde los grandes consorcios hasta las vanguardistas asociaciones civiles, definen como nunca la agenda pública y superan por mucho la pretendida legitimidad estatal.
Este no es un tema menor porque ha dado como resultado la descentralidad de la acción política y con ello la quiebra del modelo democrático tradicional, pues los gobiernos locales difícilmente pueden seguir resolviendo las necesidades perentorias de las comunidades. De ahí que resulte paradójico que actores locales que cuentan con legitimidad de origen sean desplazados por actores transnacionales que no la tienen ni la tendrán.
Dado este panorama anómalo, la tesis del viraje hacia el cosmopolitismo metodológico se erige como un modelo explicativo sensato y necesario para explicar el quehacer social en este derrotero histórico que impone este siglo incierto.
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