martes, 10 de diciembre de 2019

Los conceptos en la ciencia social

Joel Flores Rentería* 
 Las súbitas transformaciones culturales, sociales, políticas y económicas, generadas por los procesos de globalización, transculturación y de innovación tecnológica, han dado paso a dinámicas y entornos cada vez más complejos que dificultan la aprehensión de los fenómenos sociales. Los conceptos que en décadas anteriores daban cuenta de la realidad hoy parecen haber sido superados por ésta, incluso, ha sido necesario crear nuevos conceptos para conocer acontecimientos no necesariamente nuevos, pero sí ignorados hasta ese entonces, tal es el caso de feminicidio, que da cuenta de un hecho diferente a los contemplados bajo la denominación de homicidio. Lo anterior no supone que no hayan existido feminicidios; pero, como se carece del concepto no podemos conocer dichos acontecimientos, razón por la cual pasan desapercibidos y confundidos con otros eventos que similares en la forma, pero distintos en el fondo. El concepto nos permite diferenciar, tipificar e identificar los atributos esenciales de un fenómeno social, cultural, político o natural. En este sentido, recoge la historicidad y el conocimiento, pasado presente, que nos permite dar cuenta del fenómeno estudiado. Un entorno complejo y en constante transformación, como el de nuestros días, exige repensar los conceptos, reformularlos si es necesario y, en su caso, crear nuevos, para que éstos puedan comprehender los cambios socioculturales y dar cuenta de los actuales fenómenos sociales, los cuales cuestionan la vigencia de buena parte de los conceptos utilizados en las ciencias sociales; entre otros, justicia, soberanía, democracia, ciudadanía, Estado y política. El concepto no es la realidad, pero permite conocerla y transformarla, proviene de la palabra latina conceptus, la cual denota acción de concebir o pensamiento. Es la representación mental de un acontecimiento, un objeto o de una cualidad. Existe una relación indisociable entre concepto y realidad, aunque sin llegar a confundirse uno y otra; sin conceptos no hay conocimiento de los hechos ni de las cosas. Conceptualizar es el acto mismo de conocer, de investigar. Un fenómeno puede ser conocido cuando se le conceptualiza. El concepto de algo no es la cosa en sí, sino sus atributos y características esenciales, muchas veces primero el concepto es pensado y luego la realidad es transformada por éste, lo anterior ha ocurrido en todas las innovaciones. Primero fue concebido el concepto de automóvil eléctrico y después fue construido. En otras ocasiones la realidad supera al concepto, es entonces necesario reformularlo o crear uno nuevo para dar cuenta del acontecer sociocultural y político. En uno y otro caso la historia juega un papel fundamental, porque en ella se encuentra registrado el conocimiento y la experiencia presente y pasada, indispensables para comprehender y explicar los nuevos acontecimientos. El concepto conlleva dos lógicas o movimientos, uno diacrónico, que recoge la historicidad y el conocimiento en torno al fenómeno estudiado; otro sincrónico, que remite al problema a investigar o por conocer. Una y otra lógica se encuentran perfectamente relacionadas. “Toda sincronía es io ipso simultáneamente diacrónica.” Es decir, los acontecimientos y las experiencias pasadas, transformadas en conocimiento, por el sólo hecho de haberlas conocido pertenecen ya al tiempo presente. El conocimiento no rompe con los lazos que nos atan al pasado y permite liberarnos de su opresión, porque éste opera con categorías y conceptos donde se conjugan los diferentes tiempos para recuperar el pasado transformado en conocimiento. Las categorías no cambian ni siquiera con el cambio que se llama enriquecimiento, porque ellas mismas son las que operan el cambio, pues si el principio del cambio cambiara también el cambio se detendría, lo que cambia y se enriquece no son las eternas categorías, sino nuestro concepto de las categorías que va recogiendo en sí todas las experiencias mentales. La categoría democracia: dominio o gobierno del pueblo; ha permanecido intacta desde los griegos hasta nuestros días, lo que cambia, se enriquece o empobrece, son los conceptos que tenemos de ella. El concepto recoge la experiencia histórica y la categoría vincula a los diferentes conceptos que engloba, con independencia de que las cosas que designa existan o no en un momento histórico especifico. Por ejemplo, en la antigüedad, la democracia existió solamente en Atenas entre los años 508 y 322 a. C. Allí fue pensada, principalmente por Aristóteles, quien identifica las formas que puede adoptar y cuáles son sus principales instituciones políticas. Posteriormente desaparece, pero el concepto permanece para ser recuperado hasta fines del siglo XVIII. Europa, desde su fundación y hasta la revolución francesa, solamente tuvo monarquías o principados, no experimentó la democracia y sus instituciones. No obstante, la revolución política de Francia permitió recuperar y repensar el concepto para transformar las instituciones políticas y sociales de los siglos XVIII y XIX. Las concepciones de democracia están contenidas en la categoría democracia, razón por la cual podemos conocer las transformaciones que ha tenido en su devenir e identificar diferentes formas de democracia, representativa o directa, deliberativa o participativa, para dar cuenta, con estos conceptos, de las semejanzas y diferencias entre dichos gobiernos, de sus instituciones y de las maneras y medios para conservarlos o perfeccionarlos en un futuro.

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